jueves, 18 de noviembre de 2010

Mil y un Razones por las que quiero ser Alcaldesa

La primera de ellas: porque nada más honroso para un ciudadano que dirigir los esfuerzos comunitarios de la ciudad en que nació, donde es conocida por los vecinos, y a ellos debe responder con buenas obras. Ser elegido mandatario por quienes lo conocen de manera cercana es la prueba fundamental de todo político.
Quiero aprobar ese examen; el mismo que los ediles paceños han reprobado en los últimos 15 años, cuando menos. Pretendo poner en práctica una política diferente, que involucre a los paceños en las tareas de engrandecimiento de su capital, de su ciudad con sus pueblos y rancherías cercanos. Insuflar en ellos el orgullo de pertenencia que tanta falta nos hace a todos para crecer.
Pasarnos la vida añorando la paz y seguridad perdidas, no hará que las recuperemos. La Paz necesita del esfuerzo de todos: de mandatarios y mandantes. Seremos los mandados quienes con nuestras acciones deberemos iniciar esa tarea de recuperación tan necesaria. No podríamos exigir esfuerzos, solicitar colaboraciones, pedir entregas que no estemos dispuestos a ofrecer desde el ejercicio público del cargo para el que pedimos ser elegidos. La gobernanza de nuestra ciudad necesita de un compromiso colectivo que deben iniciar, convencidos, desde el primer día de gobierno, quienes ocupan el cargo y la responsabilidad. Sus esfuerzos permanentes, continuados, podrán hacer posible que un sector cada vez más amplio de la comunidad se involucre en aquella tarea iniciada por quienes están al frente.
¿Utopía? ¿Sueño? Así piensan los cínicos que ven en la política sólo la actividad que los acerca a la posibilidad de hacer fortuna. Y de ellos ya hemos tenido suficiente en estos largos años de perredismo rapaz, en los municipios y en el estado. Ya basta.
Me quedan mil razones más por explicar. Ya habrá tiempo y espacio para intentarlo, por esta vía magnífica de comunicación –de ida y vuelta— que es la Internet.

No hay comentarios:

Publicar un comentario